sábado, 29 de septiembre de 2007

Ojos bien abiertos

El panorama que pinta la MOE para las elecciones de octubre, más que disputas, debe crear conciencia para mitigar los riesgos que se avecinan.

Fecha: 09/29/2007 -1326

Los colombianos tienen por delante una tarea de dimensiones gigantescas por realizar en un plazo muy corto: desactivar el mayor número de riesgos que amenazan las elecciones del 28 de octubre y garantizar que la democracia gane el espacio que las organizaciones ilegales, las malas costumbres, la escasa cultura política y los delitos electorales le han quitado.

El sacudón que significaron las investigaciones en la Corte Suprema de Justicia por nexos de congresistas, alcaldes, diputados y concejales con grupos paramilitares aumentó la atención sobre la situación electoral en todo el país. Y es que si se sabía que el panorama era complejo para los próximos comicios, los Mapas de Riesgo Electoral presentados esta semana por la Misión de Observación Electoral (MOE) lo complican aun más.

Los hechos de violencia registrados en estadísticas oficiales, municipio por municipio, y los antecedentes de comportamientos electorales, principalmente, muestran un panorama inquietante de las condiciones en las que se desarrollarán las elecciones. Condiciones que el mismo procurador general, Edgardo Maya, ha visto como poco idóneas, hasta el punto de decir que con el actual sistema electoral, "no se deberían hacer elecciones".

El estudio sostiene que 567 municipios del país tienen algún riesgo electoral por violencia, según datos del último año. Y que es posible afirmar que en 328 hay riesgo de anomalías e irregularidades electorales.

El mapa de Colombia enrojecida presentado por la MOE, que pretende sobre todo ser una alerta temprana que estimule medidas de prevención, levantó la ira del gobierno. El ministro del Interior, Carlos Holguín, no comparte el resultado del informe de las organizaciones sociales, pese a que acepta que algunas medidas de contención son necesarias en al menos 79 municipios.

La MOE considera ajustado su estudio y advierte que lo que pasa ahora es que nunca antes se habían consolidado las variables que permiten ver la dimensión de los problemas. "Estábamos llegando a elecciones sin saber cuál era el panorama. Se acostumbraba llegar a partir de chismes. Este es un ejercicio de construir indicadores a partir de información oficial, le creemos al Estado y a sus números y estos son los resultados", dice Alejandra Barrios, directora de la MOE.

Sin embargo ambos, gobierno y MOE, aceptaron revisar los números con comisiones técnicas que empezarán la tarea esta semana. Pero el lío de las cifras no resuelve los problemas reales que día a día se perciben en todo el país. A tan sólo cuatro semanas del día de elecciones, el estudio de la MOE se lanza a recomendar acciones para mitigar el riesgo a corto, a mediano y a largo plazo, por parte del Estado, de los partidos, de la sociedad civil, de los medios de comunicación y del sector privado.

A los partidos, las recomendaciones en buena parte apuntan a que se cumplan las leyes: que rechacen los apoyos de los grupos armados, que no se vuelen los topes de campaña, que tengan controles para otorgar los avales; que envíen las listas de los testigos electorales a la Registraduría para que estén capacitados.

A la sociedad civil, la invitación es a que aumente la vigilancia sobre el certamen electoral "no sólo en la cantidad, sino la calidad". La misma MOE es muestra de ello. La organización de esta misión electoral ha capacitado 10.000 ciudadanos para que sean observadores en 15 departamentos. La OEA también se vinculará con sus delegados, no sólo el día de las elecciones, sino varios días antes.

El gobierno tiene estrategias de control territorial. Cuenta con un comité de control de riesgo que define los pasos a seguir para blindar la seguridad a los candidatos. Este punto es el más vulnerado por los armados ilegales que hasta el momento han asesinado, secuestrado, y amenazado candidatos en distintos departamentos del país.

Los mapas de riesgo electoral son un aporte inicial a la disciplina con la que se miran los riesgos a la democracia. Y más que enredarse en los números que se reportan, el país necesita que toda la concentración se enfoque en preservar los valores democráticos.

FUENTE REVISTA SEMANA

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